miércoles, 2 de marzo de 2011

El papel de la mujer en la cultura de Occidente

EL FEMINISMO 
“El feminismo se puede definir como la oposición moral a la dominación masculina” . El feminismo, a su vez, es una lucha constante por demostrar que su debate no es sólo un conjunto de opiniones personales sino argumentos con justificación objetiva.
Gran parte del debate feminista ha consistido en demostrar cómo el discurso político, filosófico, moral, educativo, cultural, sociológico y hasta religioso ha sido formulado desde la primera persona del masculino. En otras palabras, los modos de pensar en todos los ámbitos de las sociedades están descritos por y para las personas del sexo masculino.
 La primera y quizás la más conocida feminista es Simone de Beauvoir. De tendencia existencialista, De Beauvoir sostenía que si las mujeres eran consideradas inferiores a los hombres no era por cuestiones de nacimiento sino que se volvían inferiores tras un adoctrinamiento cultural disfrazado de determinismo biológico . En otras palabras, se les marginaba y relegaba con el argumento de que estaban biológicamente predispuestas a cierto tipo de labores domésticas y la crianza de los hijos y que eran incapaces de realizar tareas que implicaran un reto intelectual.
La jerarquía de lo masculino sobre lo femenino era, para las feministas de esta primera ola, el principal obstáculo para que las mujeres salieran de esta situación de desventaja, en cuanto a que lo femenino como sexualidad equivalía a hembra y lo masculino a macho. Si se rompía con dichos parámetros de pensamiento y se repensaba por separado en el sexo: hembra y género: femenino las “ataduras” a roles específicos podrían empezar a romperse.
El feminismo de esta primera ola está caracterizado por una lucha por la igualdad en particular igualdad de derechos como el derecho al voto, el derecho al trabajo, el derecho a estudiar, etcétera.
Los movimientos sociales y políticos ocurridos en Francia en 1968 inauguraron lo que se conoce como la segunda ola de feminismo, tanto en Francia como en el resto del mundo.
 Esta segunda ola se caracteriza por un cambio en las prioridades. La búsqueda de la igualdad es sustituida por una afirmación de la diferencia . Dicho de otro modo, ya no era el objetivo principal ser consideradas como un igual a los hombres, sino ser reconocidas como un género diferente, con necesidades distintas y con las mismas oportunidades.
La mujer en vez de ser el otro lado de la moneda, el contrario al hombre, la imagen invertida en un espejo donde el sujeto es masculino y por lo tanto su contrario sería lo femenino, buscaba ser un “otro” verdadero, el reconocimiento de su particularidad como género y no sólo como un opuesto al género masculino.
Esta segunda ola es, en muchos sentidos, una respuesta en contra del feminismo de la primera ola que no reconocía la diferencia sino que se afirmaba como igual al hombre. Lo que en realidad buscaban las feministas de la segunda ola era desenterrar a esta alteridad femenina en su singularidad y dejar atrás el discurso de los polos opuestos.

 

María Fernanda Magaña Villalpandop


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